Como sucediera hace justo un año, el japonés Hideki Matsuyama (66 golpes, -17) vuelve a llevarse el Phoenix Open a casa tras un final que ha tenido emoción hasta el último instante. De hecho, el desenlace ha sido exactamente el mismo que el vivido el 7 de febrero de 2016, con el único cambio en la última pareja de baile de Rickie Fowler por su compatriota Webb Simpson (64 golpes, -17), a quien la mejor vuelta del día este domingo solo le ha valido para clasificarse para un PlayOff que ha acabado perdiendo en el cuarto hoyo ante el jugador nipón.
Hasta este momento, Simpson había hecho méritos más que suficientes para conseguir su quinto triunfo en el PGA Tour sobre la hierba del TPC Scottsdale. 78,57 por ciento de calles cogidas, casi un 80 de greenes en regulación y en torno a tres golpes ganados esta jornada respecto a sus rivales con el putter en las manos ha sido más que suficiente para que el estadounidense ascendiera desde la décima posición hasta el coliderato. Y eso que el ex de Wake Forest University lo tuvo bien complicado para llegar hasta aquí debido a la gran actuación de sus rivales.
El sudafricano Louis Oosthuizen (65 golpes, -16) y el californiano Rickie Fowler (65 golpes, -15) han firmado la tarjeta con seis birdies sin fallo para aprovecharse del desaguisado vivido en el último partido del día, donde ni el sudafricano Byeong Hun An (73 golpes, -14), ni el escocés Martin Laird (73 golpes, -13) ni el norteamericano John Peterson (72 golpes, -11) han podido rendirle cuentas al campo y se han marchado de Arizona después de sendas vueltas por encima del par del campo.
Jon Rahm (70 golpes, -10) se ha tenido que conformar con un nuevo Top 20 en este inicio de curso –lleva cinco en los siete eventos disputados- después de que no se sintiera cómodo en ningún momento en las inmediaciones de green, casualmente uno de sus puntos más fuertes. El vizcaíno, que el sábado protagonizó una tremenda remontada para quedarse a rebufo de los golfistas que integraban el Top 10, se marchó a Casa Club con solo dos birdies y un bogey en su cartulina y con la amarga sensación de haber podido hacer grandes cosas si llegan a entrar los putts. Aunque no hay de qué preocuparse, el Pebble Beach de esta semana le dará al español una nueva oportunidad de sumar dólares.
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