Iker Casillas no movió un músculo mientras todo el Bernabéu entraba en ebullición. La reacción del capitán del Real Madrid tras el gol definitivo de Cristiano Ronaldo al Manchester City parece la última réplica del terremoto vivido el martes en la Champions. Quieto en su área, quizá pensando en los tantos encajados ante Dzeko y Kolarov, el portero decidió no festejar el 3-2.