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Sergio Garcia. Foto: Adidas Golf vía Instagram
Lentos, pero con paso firme. Así es como podría definirse la primera jornada para nuestros dos representantes en la antesala del Masters de Augusta. Tanto Rafa Cabrera-Bello como Sergio García formaron parte del grupo de 97 jugadores que finalizó los primeros 18 hoyos bajo el par del campo. Eso sí, lo hicieron con tan solo un -1 en su tarjeta, un resultado que se antoja insuficiente si quieren luchar por la victoria el fin de semana sobre la hierba de este GC of Houston.
Y es que, pese a que el turno de mañana se caracterizó por grandes guarismos, los dos jugadores españoles no pudieron aprovechar la situación. El grancanario porque salió con demasiado respeto al campo y apenas pudo conectar golpes que le dejaran oportunidades francas de birdie –de hecho, firmó el par en todos los hoyos de sus primeras nueve banderas-.
El castellonense, porque no estuvo fino con el putter en las manos –lo que le acabó condenando a despegarse de la cabeza-. En definitiva, un -1 que tendrán que mejorar en la ronda del viernes si no quieren marcharse a preparar el Masters antes de tiempo.
De momento es solo un golpe lo que les separa del corte virtual aunque, a tenor de lo vivido el jueves, esta referencia podría desaparecer de seguir los jugadores con el brutal ritmo de birdies que demostraron durante los primeros 18 hoyos.
Para que se hagan una idea, los nueve primeros golfistas entregaron una tarjeta con, al menos, 66 golpes -6 por debajo del par del campo-, unos guarismos de película que han contado con el estadounidense Charley Hoffman como actor protagonista.
El jugador nacido en San Diego (California) acumuló nueve birdies y tan solo un fallo para irse hasta el -8 y aventajar en un golpe a un tropel integrado por los norteamericanos Dustin Johnson, Roberto Castro, Scott Brown y Morgan Hoffmann.
Jordan Spieth (-5), actual número 2 del mundo al ser adelantado esta pasada semana por Jason Day, aparece al acecho cerrando el Top 10 a solo tres golpes de Hoffman. Una prueba de fuego tras el mal trago que se llevó del Match Play.
