Después de muchos meses en la cima del golf, el jugador texano se vio relegado la pasada semana al segundo puesto de la clasificación mundial debido a la autoridad impuesta en el circuito norteamericano por el australiano Jason Day, que fue capaz de batirle en su propia casa durante el pasado WGC- Match Play.
Sin embargo, a pesar del golpe moral que supuso para Spieth su eliminación en octavos de final a manos de Louis Oosthuizen, el deportista de Dallas se encuentra “emocionado” ante la posibilidad de arreglar el desaguisado en unos días en su torneo fetiche: el Masters de Augusta.
Para Spieth es una oportunidad de oro de recuperar las sensaciones perdidas en Austin y volver a la senda del triunfo, esa por la que no transita desde enero, cuando venció en el Hyundai Tournament of Champions.
“Siento que tengo la confianza necesaria para ganar. Puede parecer raro, pero sentí buenas sensaciones en Arizona. Creo que hice méritos suficientes para acabar más arriba de un noveno puesto, no obstante el Match Play es lo que tiene”, declaró Spieth durante el Shell Houston Open.
Preocupaciones a Spieth… ¡Ja! De hecho, de lo único por lo que está preocupado de cara a Augusta es por la cena de campeones, ese evento que reúne a todos los poseedores de la Chaqueta Verde y en el que el texano, como último ganador, tiene la obligación de ejercer de anfitrión preparando el menú. “Estoy deseando que llegue la noche del martes. Será la más estresante de esos días en Georgia, pero todo un honor para mí”, comentó.
Y para ello se rodeará de un plato que no suele fallar: la barbacoa texana. Al menos en este apartado tendrá el éxito asegurado.