Por fin comenzó todo sobre la hierba del Augusta National. El primer Grande de la temporada ha abierto sus puertas al mundo y los mejores del planeta ya han empezado a mostrar sus cartas tras los primeros 18 hoyos. Entre ellos nuestros dos representantes. Tanto Sergio García (-3) como Rafa Cabrera-Bello (+2) han cuajado dos grandes jornadas en Georgia y mantienen intactas sus opciones de pelear por la Chaqueta Verde el fin de semana. Especialmente el castellonense que, tras un comienzo dubitativo, tuvo unos impresionantes 9 hoyos finales para situarse en el Top 5 y mirar prácticamente, de tú a tú, al indomable líder Jordan Spieth (-6).
No había comenzado el día todo lo bien que Sergio hubiese deseado -y no hacemos referencia a la meteorología del turno de tarde, que ha sido bastante mejor de la tormenta y el huracán que muchos presagiaban-. Y es que el de Borriol firmó dos bogeys en la tercera y cuarta bandera para ponerse pronto sobre el par de campo, un resultado al que rápidamente dio la vuelta con un grandísimo juego y unos enormes golpes que hicieron aplaudir al respetable.
Un birdie en el 9 hacía vislumbrar la remontada, y ésta llegó con cuatro birdies más de forma consecutiva en los hoyos 13 al 16, que le colocaron en plena lucha por su primer Major empatado con los ingleses Casey, Rose, Poulter y el danés Kjeldsen, a solo tres golpes de Spieth. Unos guarismos que tienen un enorme mérito a tenor de cómo se ha desarrollado este primer envite, donde únicamente 20 jugadores de los 89 que saltaron a la hierba consiguieron ganarle su combate al campo.
Rafa Cabrera-Bello no fue uno de ellos, pero hizo méritos más que suficientes para soñar con pasar el corte en su primer contacto con el Masters. El grancanario firmó 5 bogeys –dos de ellos en el 10 y el 11, dos de las banderas más complicadas del campo- y tres birdies -18 incluido, con el que se marchó a Casa Club con un gran sabor de boca-.
El deportista isleño aparece en estos momentos en el T43 y, de acabar así, pasaría el corte del torneo. Pero no adelantemos acontecimientos. Cualquier bandera es capaz de cambiarle a un jugador su sino. Y si no que se lo digan a Jason Day (Par).
El australiano marchaba con -5 al terminar los primeros nueve hoyos, seguro de sí mismo y decidido a dar caza a Spieth. Sin embargo, los nueve siguientes fueron un suplicio total para el oceánico –que incluso llegó a cometer un triplebogey en el par 3 del 16 al mandar la bola al agua-. En definitiva, que toda la ventaja lograda al comienzo la perdió al final y dejó vía libre al texano, único golfista de la parte alta que entregó una tarjeta limpia de bogeys. Tras él, Danny Lee (-4) y Shane Lowry (-4) le acechan.
Estamos, pues, ante la misma situación que hace justo un año, con Spieth dominando desde bien temprano. Veremos cómo maneja esta vez la presión al ser el gran favorito a revalidar el título.