Por favor, no hagan esto en casa, salvo que quieran desprenderse de alguna pieza dental o disfrutar de un ligero dolor de cabeza. Ni siquiera si quien se lo propone es un familiar o un muy buen amigo, porque la cosa puede acabar como el rosario de la Aurora. Y si no que se lo digan a los protagonistas de este vídeo, que experimentaron de primera mano lo que puede hacer la confianza ciega en alguien que no se maneja muy bien con el palo en las manos.
Lo más grave no es que le golpeara en plena cara –con las gafas puestas para más inri-, sino que encima lo subieran a la red. Si es que de donde no hay…





