Si ya de por sí el golfista texano era querido por todo el mundo en Estados Unidos –se le ha llegado a definir en más de una ocasión en los medios de comunicación yanquis como “el yerno de América”-, desde el desastre final en el Augusta National lo es todavía un poco más.
No lo decimos nosotros, lo dice el propio jugador, que esta semana ha comparecido por primera vez en una rueda de prensa tras el Masters de Augusta y ha tenido tiempo tanto de repasar lo sucedido en el primer Major del año como de dar una vuelta por el #SB2K16, las vacaciones en las Bahamas junto a Rickie Fowler, Justin Thomas y Smylie Kaufman.
“Estoy convencido de que el Masters de 2016 siempre estará ahí y será un tema recurrente en mi vida profesional”, reconoció Jordan Spieth desde el FedEx Ground Headquarters de Memphis, donde la compañía donó en su nombre un millón de dólares al St. Jude Children’s Research Hospital. “Es algo que ya está superado. El año que viene volveré a estar por allí e igual lo que me toca es hacer un tiro ganador. Este tipo de cosas hay que entender que vienen con el oficio”, afirmó el actual número dos del mundo.
“La verdad es que preferí no tomármelo a la tremenda. La gente que está a mi alrededor parece más preocupada por este tema que yo mismo. De hecho, en las tiendas de comestibles las señoras se paran a mi lado y, poniendo la mano en mi hombro, me dicen todo lo que rezaron por mí y me preguntan por cómo me encuentro. Entonces comienzo a decirles tópicos para salir del paso: estaré bien, podré vivir con ello, estas cosas pasan… Este es otro de los momentos complicados cuando te sucede algo así en el campo”, admitió.
El humor de Spieth no decayó en ningún momento, ni siquiera cuando uno de los periodistas le lanzó una daga en forma de pregunta: “¿No crees que el viaje a las Bahamas se desmadró un poco?”. Fue entonces cuando la estrella texana se sinceró: “Mira, nos lo estábamos pasando bien. Estábamos relajados. Sí, jugamos al golf, pero era un elemento secundario del viaje. Cada uno puede tener su opinión sobre el tema, pero lo único cierto es que nos lo pasamos perfectamente y esperamos poder repetirlo en el futuro”.
Claro y conciso. Y es que estamos ante la eterna pregunta: ¿Puede un profesional desligarse por completo de su responsabilidad como modelo de millones de niños aun estando de vacaciones? Juzguen ustedes.