A tres meses para que los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro acojan al golf 112 años después, todo está prácticamente a punto para que los jugadores den el pistoletazo de salida desde el Campo Olímpico de Golf de Marapendi. Si hace pocos días les mostrábamos los 120 jugadores –60 hombres y 60 mujeres- que en estos momentos saldrían por el tee de salida del extraordinario campo carioca, ahora ya podemos decir aquello de “la cuenta atrás ha comenzado”.
Y es que desde el pasado viernes y hasta el próximo 11 de julio los aspirantes a estar en Brasil se encuentran a merced de la Agencia Mundial Antidopaje y de los denominados “vampiros”, aunque con un método innovador. Y es que la organización se ha decidido por el uso de una aplicación para teléfonos inteligentes como forma de “controlar” las salidas nocturnas de los deportistas. Como ven, los smartphones se han instalado como un apéndice más de nuestro cuerpo hasta para cuando hablamos de lucha contra el dopaje.
De esta manera, los 120 jugadores que se encuentran dentro de la batalla olímpica han dado su consentimiento para ser monitorizados en todo momento por un sistema llamado ADAMS, con el que deberán comunicar a los funcionarios dónde emplean su tiempo cada noche y con el que estarán siempre disponibles para la realización de los famosos análisis “al azar” –que le pregunten a John Daly sobre las casualidades de estos test en determinados golfistas-.
“Es algo tan importante que ha sido presentado a los atletas de una forma agresiva en tantos formatos como nos ha sido posible”, comunicó a Golf Channel Andy Levinson, el director ejecutivo de las políticas antidoping del PGA Tour. “Todos han sido informados acerca de este proceso y en estos momentos los jugadores han cumplido en su totalidad los requisitos del paradero o se encuentra en trámite de hacerlo”, continuó.
Pero ojo, que para aquellos que pretendan escaquearse de la atenta mirada de ADAMS habrá castigo. Y es que tres casos de incumplimientos con la aplicación tendrán la consideración de un test fallido. Que se vayan preparando los golfitas, que con tanto control ahora sí que pueden considerarse a todas luces atletas olímpicos.