El quiero y no puedo del golfista californiano parece no conocer fin. Cuando todo apuntaba a que había dejado atrás los problemas y que solo faltaba el último empujón en su recuperación, el ex número uno del mundo ha dado un aviso a navegantes pese a estar inscrito en el US Open del próximo mes en Oakmont: “Sigo sin saber cuándo volveré a sentirme al cien por cien y, por tanto, cuándo volveré a estar sobre un campo de golf para la competición profesional”.
Estas palabras, pronunciadas hace solo unas horas en una improvisada rueda de prensa en el acto de presentación del Quicken Loans National –evento del cual es anfitrión- han sentado como un jarro de agua fría en sus incondicionales, que ven como su sueño de verle competir al más alto nivel a partir del mes que viene se aleja un poco más. Eso sí, el estadounidense mostró un gran sentido del humor durante todas las preguntas de los medios, algo que se pudo ver desde el principio, cuando le preguntaron por su estado de salud.
“¿De salud? Me siento muy bien, gracias. Mis hijos están ahora un poco enfermos, pero yo me encuentro genial”, respondió. “Ahora hablando en serio, he estado practicando mucho en casa. Estoy progresando. Espero jugar el mes que viene el Quickens Loans, pero no sé lo que va a pasar. Todo el mundo me pregunta cuándo estaré listo, pero creedme que si lo supiera os lo diría”, confesó.
“Estoy tratando de mejorar en la fuerza y en la flexibilidad. Sí, en estos momentos puedo ir a Medallist y jugar perfectamente. No obstante esto es diferente, es venir y jugar contra los mejores del mundo. Así que mi plan es regresar a los campos cuando me encuentre bien. Si eso se producirá la próxima semana o el año que viene no lo puedo decir. ¡Ni siquiera lo saben los doctores!”.
Lo único cierto es que, como él mismo se ha encargado de admitir, a sus 40 años y tres operaciones de espalda, hay rutinas de trabajo que ya no va a poder volver a realizar: “Soy una de esas personas constantes, que golpeaban bolas 8, 10 y 12 horas al día. Eso no sucederá de nuevo. Tampoco voy a poder correr los 8 ó 10 kilómetros que hacía a diario. Ahora mis entrenamientos tienen que estar mucho más enfocados, porque no puedo golpear 500 bolas seguidas”.
Así finalizó su comparecencia con los medios, una rueda de prensa que dejó fríos a los periodistas –y todavía los dejó aún más cuando se dispuso a lanzar unas bolas y en el par 3 del hoyo 10 envió tres seguidas al agua-. Esperemos que solo esté jugando al despiste.