No estamos en el Día de los Santos Inocentes, no. Las palabras que hace escasas horas ha pronunciado el golfista norirlandés referentes a su posible no participación en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro están dando la vuelta al mundo.
Y es que el jugador europeo está tremendamente preocupado por su salud en el caso de viajar a Brasil –la insalubridad de las aguas y la expansión del virus del Zika están causando estragos entre los deportistas olímpicos de todas las disciplinas-, lo que podría dar lugar a quedarse en casa la primera y la segunda semana del mes de agosto.
“A medida que se acerca la fecha estoy saboreando con más ganas la oportunidad de ir al Campo Olímpicos de Marapendi y luchar por el oro”, reconoció el vigente campeón del Irish Open a la prensa de su país. “Sin embargo, cada vez estoy leyendo más y más informes sobre el Zika y ha habido ya varios artículos que están comentando que podría ser peor de lo que la gente se imagina. Mi salud está en juego y lo voy a tener presente a la hora de decidir. De momento, y antes de tomar ninguna decisión, lo único que voy a hacer es vacunarme el próximo miércoles por si las moscas”, admitió.
Si finalmente el número 3 del ranking mundial decide pasar de la cita carioca supondría un serio revés a las aspiraciones del golf mundial de ser deporte olímpico más allá del año 2020 y sería la segunda baja de un Top 10 tras la protagonizada por el australiano Adam Scott hace ya más de un mes. Además, se unirá a Louis Oosthuizen, Charl Schwartzel, Marc Leishman y Vijay Singh como grandes ausentes en Marapendi.
Toca esperar, pero de no estar Rory el golf mundial habrá perdido una ocasión única de mostrarse al mundo entero en su máximo esplendor.
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