Como viene siendo tradición durante los últimos años en el Memorial Tournament, hubo PlayOff de desempate al término de los 72 hoyos. Si en 2014 fue el japonés Hideki Matsuyama el que conseguía la victoria ante Kevin Na y el año pasado el sueco David Lingmerth hacía lo propio con el inglés Justin Rose, en esta ocasión ha sido William McGirt el que ha estrenado su casillero de victorias en el PGA Tour ante otro novato en estas lindes como su compatriota Jon Curran.
Parecía difícil que McGirt pudiera aguantar durante los últimos 18 hoyos encabezando el torneo, y más aún cuando los rivales le atosigaban y el campo comenzaba a hacerse más y más pesado como consecuencia del mal tiempo acuciante durante la ronda dominical –que incluso obligó a suspender el juego a mitad de tarde-. Sin embargo, él no tuvo miedo alguno y, con un birdie sin fallo, consiguió el -15 necesario para empatar en lo alto con Jon Curran y jugárselo todo a una carta: la del desempate.
Antes, el mencionado Curran ya había logrado la proeza de, con cuatro birdies y dos bogeys, situarse en el liderato momentáneo sobre la hierba de Muirfield Village, superando el acoso de pesos pesados del golf mundial como Dustin Johnson (-14), Rory McIlroy (-13) o Matt Kuchar (-13) y soñando con, a sus 29 años, llevarse el primer título importante a Massachusetts.
Pero no pudo ser. El segundo hoyo de desempate dictó sentencia ante la alegría inconmensurable de McGirt, que unos minutos antes había tenido que recuperar milagrosamente un hoyo que tenía todas las papeletas para ser su perdición. Pero lo que acabó siendo fue su consagración. Y es que, más allá del millón y medio de dólares del premio, se lleva debajo del brazo una excepción en el circuito norteamericano hasta el año 2019.
El canario Rafa Cabrera-Bello (-4) se va de Ohio con un buen sabor de boca después de haber sido el mejor jugador de su partido –hecho que tiene un gran mérito, pues lo conformaban golfistas tan poderosos como el colombiano Camilo Villegas y el texano Jordan Spieth-. -1 en la ronda y, al final, un T52 que a buen seguro le hará mejorar en el futuro.