Y Eolo se puso el mono de faena en The Open y comenzó a animar un torneo que el primer día solo contó con la emoción de la extraordinaria vuelta de Phil Mickelson. El viernes, cuando muchos luchaban por pasar el corte a partir de las primeras horas de la tarde, el viento comenzó a arreciar con fuerza y, unido a la lluvia, dejó unos resultados que dieron al traste con las posibilidades de que algunos de los jugadores accedieran a la fase del fin de semana.
Este clima tan malo en general, y el viento tan racheado en particular, pudieron apreciarse también en algunos de los paisajes de la zona. De hecho, la estampa de la extraordinaria playa que se encuentra a las espaldas de Royal Troon era desoladora –no es que durante el verano acuda mucha gente, pero ayer no se animaban a visitar sus aguas ni los pájaros-. Y ni qué decir tiene el aterrizaje de los aviones en el cercano aeropuerto de Glasgow Prestwick, que debían realizar maniobras antes de tomar tierra firme.
Pero que se preparen los jugadores, que esto no ha hecho más que comenzar. Ayer fue el preludio de lo que se espera que sea un final de torneo con mucho viento y mucha agua, como ya anunciamos en la previa. De hecho, hoy los golfistas han salido ya prevenidos, pues una nota informativa desde el media center les ha avisado de que al esperarse viento racheado, los greenes no fueron segados para prevenir males mayores.
“La previsión del tiempo es de 15-25 millas por hora (24-40 km/h) con rachas de hasta 30 millas (48 km/h) durante el día. Siguiendo nuestro proceso de organización de principios de esta mañana hemos decidido no segar los greenes y se están ajustando algunas banderas y tees”, rezaba el comunicado.
Estén atentos, porque la diversión va a estar asegurada estas próximas horas.
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— The Open (@TheOpen) 15 de julio de 2016