Tras muchas dudas y dos meses antes de que la Ryder Cup eche a andar en el Hazeltine National de Minnesota, el capitán europeo ha desvelado uno de los misterios que perseguían a la competición por equipos más importante del mundo del golf: el nombre del quinto y último vicecapitán.
Y es que tras la elección de Padraig Harrington, Paul Lawrie, Thomas Bjorn e Ian Poulter, todavía quedaba un hueco para formar parte del staff técnico que estará en Estados Unidos desde finales del mes de septiembre, y el elegido ha sido el escocés Sam Torrance, ganador de 43 torneos a lo largo de su carrera profesional y uno de los integrantes de aquel equipo que hizo historia en 1985 en The Belfry al conseguir el primer triunfo para el viejo continente en la Ryder Cup.
La decisión fue anunciada por el propio Clarke en la tarde del miércoles desde el Baltusrol GC, lugar al que se ha desplazado para participar en el PGA Championship, último Major del año. “Quería a alguien que ha vivido esa experiencia de estar en el cuerpo técnico antes –no hay que olvidar que Torrance fue capitán del combinado europeo en la victoria del año 2002-. Sam ha aceptado mi invitación de unirse al equipo. Estoy muy contento y es un auténtico privilegio que forme parte del mismo”, confirmó Clarke, que reconoció que el hecho de conocer su forma de ser ha sido un factor esencial en la elección.
“Sam es amigo mío desde hace mucho tiempo. Jugué bajo sus órdenes en The Belfry en 2002. Fue un capitán maravilloso. Todos los que estuvimos allí disfrutamos, porque él es capaz de darte todas las facilidades que están en su mano para que te sientas lo más cómodo posible y solo te preocupes por jugar. Necesitaba más experiencia y sabiduría en el equipo, y no podía pensar en nadie mejor que él para el puesto”, continuó.
Asimismo, Clarke confirmó la presencia en Hazeltine de Sir Alex Ferguson. Como ya sucediera en Gleneagles hace dos años, el timón europeo quiere contar con sus consejos para formar parte del equipo y subir la moral de unos chicos que llegan dispuestos a hacer historia trayéndose para Europa la cuarta copa de forma consecutiva, la que sería la novena en las últimas once ediciones.