Indagamos entre las Ryder pasadas e incluso mucho tiempo después seguimos descubriendo anécdotas que quedarán para siempre en la memoria colectiva de todos los jugadores que pudieron ser partícipes. Es el caso de la vivida en 2012 en Medinah (Illinois). El conocido desde entonces como “Milagro de Medinah” se fraguó muy a fuego lento desde el vestuario. El sábado, en los encuentros fourball de la tarde, la cosa no pintaba nada bien para los intereses del equipo europeo. Las victorias de los dúos Dustin Johnson/Kuchar y Bubba Watson/Simpson contra Colsaerts/Lawrie y Rose/Molinari, respectivamente, ponían el resultado en un complicado 10 a 4 para los norteamericanos, que ya podían oler la copa. Pero todo cambió en solo unos minutos.
Los triunfos de Sergio García y Luke Donald contra Tiger y Stricker –por cierto, dos vicecapitanes este año en el Team USA- y, sobre todo, la del dúo británico McIlroy/Poulter contra Dufner y Zach Johnson, con los cinco birdies del inglés en los últimos cinco hoyos jugados, dieron un punto vital para los intereses del viejo continente y la posibilidad de albergar esperanzas de cara al domingo. El resultado era de 10 a 6. Quedaban por jugarse los últimos 12 puntos de la Ryder en los encuentros individuales. Y fue entonces cuando el capitán José María Olazábal reunió a todos en el vestuario y les transmitió unas palabras.
“Como todos saben, el torneo está lejos de terminar. Todavía tenemos una tarea importantísima mañana”. El de Fuenterrabía no hablaba por hablar, solo un equipo en toda la historia había remontado cuatro puntos de desventaja en la última jornada para hacerse con la copa. Y allí, con todos formando un círculo y con el recuerdo de Seve presente, les transmitió unas palabras que nunca olvidarán:
“Recordad una cosa: todos los hombres mueren, pero no todos los hombres realmente viven. Quiero que cada uno de vosotros salga mañana y viva como si fuera su último día”. Las caras de los jugadores se transformaron. En ese momento se supo que se podía conseguir. Unas palabras llenas de sentimiento y emoción que fueron llenando los corazones de cada uno de los doce. “¿Qué es lo curioso de todo esto?” Se preguntarán. Muy fácil. Las palabras pronunciadas por el guipuzcoano son las mismas que Mel Gibson recita en un momento de Braveheart. ¿Casualidad?
Lo del día siguiente todos lo recordamos. El azul comenzó a impregnar los partidos hasta que se llegó al decisivo putt de Kaymer en el 18. El mundo se paró en ese momento. Se cuadró, apuntó y… Europa consiguió su segunda Ryder consecutiva.
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