Seguro que muchos de los presentes se rio sobremanera cuando, en el transcurso del Tour Championship sobre la hierba del East Lake de Atlanta, se pudo ver a Kevin Na correr –sí, correr- para terminar cuanto antes su ronda –recordemos que Jason Day, su compañero de partido, tuvo que retirarse por unos problemas físicos-. Si nos lo dicen unos meses antes ni lo creemos. Kevin Na, uno de los jugadores más lentos de todo el circuito norteamericano, jugando al par en sus 18 hoyos para finalizar la vuelta en un tiempo de 1 hora y 59 minutos. Increíble.
Ese día el jugador estadounidense podía haber competido sin ningún problema en el Campeonato Mundial de Speedgolf, la modalidad que se encuentra al alza en estos momentos en el mundo del golf. Y es que este peculiar modo de juego aúna para sí algunas de las destrezas más alabadas en los atletas, como son la velocidad y la resistencia –sin olvidarnos del aspecto técnico del propio golf-. Es un concepto simple: se trata de hacer los menos golpes posibles en una vuelta de 18 hoyos en el menor tiempo posible. Es decir, que si Na ese día tardó 119 minutos en terminar la vuelta y lo hizo en 70 impactos, tendría una puntuación total de 189. Fácil, ¿verdad?
Además, cada participante juega en solitario con horarios de salida separados por ocho minutos y los jugadores tienen solo seis o siete palos para ser mucho más ligeros –de hecho, hay algunos que pattean solo con una mano para poder sujetar con la otra la bolsa y salir escopeteados hasta la siguiente bandera-. Y no, pese a todas estas características, no se crean que las prisas son malas consejeras.
Jamie Young, el ganador este año en la división élite, convirtió un par de 72 golpes en un tiempo de ¡¡50 minutos!! en la primera ronda del torneo celebrado en el Glen Club de Chicago. A esto le siguió un 77 en 51 minutos para llevarse el trofeo a casa. “Mi atención se centra en todo momento en la respiración, más allá de en la parte técnica como podría ser en un torneo normal”, admite el velocista, que tiene la ventaja de haber participado con anterioridad en el Ironman y en las maratones de Boston, Nueva York y Chicago.
Por desgracia, al tratarse de un jugador amateur no se pudo llevar el cheque de diez mil dólares, pero al menos le queda el consuelo de ser el jugador más preciso y rápido del mundo.