¿Quién podía negarle un premio a Matt Kuchar con esa sonrisa de oreja a oreja de la que hace gala en todos los campeonatos? Eso mismo debieron pensar desde las oficinas centrales de Cadilllac, que en cuanto se enteraron de lo que le había sucedido en China al vigente medalla de bronce en los Juegos Olímpicos se vieron obligados a intervenir y a otorgarle la recompensa que las condiciones del campo le habían arrebatado en un principio.
Como recordarán, durante la disputa el pasado sábado del HSBC Champions el jugador norteamericano embocó un Hoyo en Uno en una bandera que, normalmente, tenía asociado como regalo por la proeza un coche. Sin embargo, el sábado y el domingo se eliminó esa posibilidad después de que por culpa de las condiciones climatológicas el tee se adelantara seis metros de lo que estaba marcado en un principio, dejando una distancia de menos de 200 yardas –la necesaria para poder llevarse el automóvil a casa-.
Las risas de Chris Wood y Sergio García, sus compañeros de partido en el tercer día de competición, fueron muy crueles. Pero el karma ha llegado a tiempo para poner las cosas en su sitio. “Han estado gastándome bromas durante lo que ha quedado de ronda porque sabían que no me iba a llevar ningún coche”, confesó el estadounidense nada más finalizar la ronda. Y por fin se ha hecho justicia.
Kuchar tuvo incluso la oportunidad de elegir el modelo que más se ajustaba a sus necesidades y decidió dejar su tristeza atrás con un 2017 Cadillac Escalade, una auténtica bestia de la aceleración. “Ya no puedo seguir diciendo que es el hoyo más triste de mi vida”, afirmó en cuanto se dio a conocer la noticia. “Mi hijo de 9 años me peguntó hace poco si alguna vez había convertido un Hoyo en Uno y ganado un coche. Ahora podré decirle que sí lo hice”. Nunca es tarde si la dicha es buena.