Se despidió 2016 y con él llegó el tan esperado para muchos Rose Parade, el tradicional desfile que cada nuevo año llena de alegría las transitadas calles de Pasadena (California). En él, multitud de carrozas desfilan para dar la bienvenida a un nuevo curso a todos los niveles con casi un millón de personas en directo y con multitud de gente siguiéndolo desde sus casas a través de la televisión. Y como no podía ser de otra manera salió a relucir la figura de Arnold Palmer, que nos dejó a finales del mes de septiembre a los 87 años.
La relación del genial golfista estadounidense con esta celebración se remonta al año 1965, cuando fue designado como Grand Marshal del evento –una posición de honor que han ocupado grandes hombres de la historia como Dwight Eisenhower o Richard Nixon- tras la consecución de su cuarto y último Masters de Augusta durante la temporada anterior. Se trata de una distinción muy significativa, pues desde su puesta en marcha el 1 de enero de 1890 tan solo dos golfistas han conseguido ocupar el cargo –Chi Chi Rodríguez fue el segundo en discordia en 1995-, siendo la leyenda de Latrobe (Pensilvania) el primer deportista en lograrlo.
“Arnold Palmer, campeón del golf mundial y primer deportista en ejercer como Grand Marshal del Rose Parade, llegó el martes en su avión particular para comandar el desfile”, escribió el Pasadena Independent unas horas antes de la celebración hace ya más de medio siglo. “Él conducirá un coche repleto de rosas junto a su mujer, Winnie, y sus hijas Peggy y Amy”, sentenció el medio. El desfile llevó por título aquel año Titular entre las flores y la foto ha pasado ya a la posteridad de este deporte.