A falta de 18 hoyos para acabar el Sony Open ya podemos decir aquello de: colorín colorado este cuento se ha acabado. No porque Justin Thomas (65 golpes, -22) tenga una distancia insalvable –que también-, sino por la manera en que la está administrando desde los primeros compases sobre la hierba del Waialae GC. El golfista de Louiville (Kentucky) no ha especulado con el resultado en ningún momento y esto le ha hecho ir a más en la tabla, hasta el punto de igualar el récord a 54 hoyos del PGA Tour, hasta este momento en posesión del también estadounidense Steve Stricker –John Deere Classic, 2010- y tendría que acabar simplemente bajo par el domingo para superarlo.
Cualquiera diría que está siendo una de las peores semanas de Thomas con el driver en las manos sabiendo sus registros, pero los números no engañan. Este sábado cogió el 50 por ciento de las calles a las que se enfrentó y se libró de un sufrimiento innecesario gracias a sus approaches –tomó el 77,78 por ciento de greenes en regulación- y, sobre todo, a la delicadeza de su putter, con el que se mostró intratable en las inmediaciones de bandera. De ahí nacieron los cinco birdies que campearon en su marcador a los que ni Zach Johnson (65 golpes, -15) ni el triunvirato formado por Rose (66 golpes, -14), Woodland (68 golpes, -14) y Swafford (66 golpes, -14) supieron darle respuesta.
Así es que Thomas se encuentra muy cerca de poner en sus vitrinas la cuarta victoria de su corta carrera en el PGA Tour, la segunda de manera consecutiva tras ser coronado campeón de campeones hace solo unos días en Kapalua. Y es que el norteamericano es un deportista de costumbres y, si le gusta un sitio, no para hasta sacarle la última gota de jugo. Lo hizo con el CIMB Classic, venciendo en 2014 y 2015 y lo estamos viendo de nuevo en Hawái, donde ha demostrado que no tiene rival.
Por lo que respecta a Gonzalo Fernández-Castaño (71 golpes, -4), no fue la mejor ronda del madrileño. El integrante de la Armada, que comenzó su ronda por el hoyo 10, tuvo un complicado inicio con tres bogeys en sus tres primeras banderas que le hicieron vivir toda la jornada a contracorriente. Por suerte, pudo capear un poco el temporal y, con dos birdies –bogey de por medio- y un nuevo birdie más en la parte final de su recorrido, solo se acabó dejando un golpe por el camino.