El ser humano tiene como tendencia acordarse de la salud cuando ésta le falla. En dirección contraria, los doctores comentan que no hay mejor cura para una lesión de un deportista que su olvido, es decir, cuando éste ya ni se acuerda de cuál fue el pie inflamado o qué codo dolía intensamente.
La baja de José Mari Olazábal en el Open de Andalucía, por reincidencia de los dolores en un pie, ha preocupado a su club de admiradores, que en España es legión. Chema, uno de los vascos más internacionales (su espíritu vive para siempre en el Salón de la Fama), es un golfista de los pies a la cabeza, pero es una pena que los primeros no le respondan tan bien como lo hace la testa.
Olazábal sufre con los pies desde hace muchos años y por diversos razones traumatológicas. Una vez me contaron que, en una de esas extremidades, sus dedos presentan un orden algo cambiado, heterodoxo. Allí donde debía estar el tercer dedo, se juntaba el segundo, o algo parecido.
La verdad es que ni le he visto los pies a Olazábal ni me interesa. Lo único que me gustaría de verdad es que esta nueva dolencia no le impida viajar a Augusta, al club donde él tiene colgada su Chaqueta Verde, que ganó por dos veces. En esas praderas sus pulmones se hinchan y oxigenan con la mejor esencia del golf.
Mal debía tener la zona Jose Mari para no ‘bajar’ al Open de Andalucía, que organizó su amigo Miguel Ángel Jiménez en Marbella. Desde OpenGolf esperamos que muy pronto lo del pie quede en el olvido, síntoma de sanación. Europa necesita al capitán europeo de la próxima Ryder y Augusta no es lo mismo sin él.
Autor: Toni Tomas Redactor Agencia EFE