417 yardas, 361,3 metros, ni más ni menos. Esa distancia alcanzó un cañonazo de Dean Burmester en la segunda jornada del Volvo China Open en el hoyo 8 (par 5 de 558 yardas) del recorrido chino, aunque a decir verdad la suerte influyó en el golpe. Y es que la bola del sudafricano botó primero en el camino y más tarde en unas rocas metidas en un hazard que partía la calle. Un golpe con suerte que no resta méritos al tirazo del jugador.
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