Un golpe perdido a veces es una victoria. Ya lo hemos comentado muchas veces aquello de que es mejor dropar que acabar haciendo el ridículo en el agua o la croqueta en la arena de un bunker –como es el caso de nuestro siguiente protagonista-. Y es que no podemos pretender hacer ese golpe complicadísimo que ni los más grandes se atreven a llevar a cabo por miedo a una posible caída y a la consecuente lesión.
Y mucho menos si vamos acompañados de amigos y queremos evitar ser la comidilla y las risas durante los próximos encuentros. En definitiva: si alguna vez se encuentran ante una situación así, lo más lógico es dejarla en calle y, ante la imposibilidad, dropar. Que sí, que soñar es gratis pero pretender dejarla en green con este stance es cuanto menos una quimera.