Podría haber sido mucho mejor a tenor de cómo se ha desarrollado la jornada, pero visto lo visto con algunos favoritos es de valorar el gran Top 15 de Jon Rahm (70 golpes, -1) en esta primera jornada del PGA Championship, siendo el único integrante de la Armada con números en negativo. Y es que el León de Barrika se mostró fiel a su estilo en todo momento y, aunque hubo tramos en los que no le salieron las cosas, no desesperó y siguió intentándolo hasta que comenzó a obtener beneficios. A las pruebas nos remitimos.
Hasta que el vizcaíno entró en la Milla Verde su tarjeta marcaba un tres bajo par que en esos momentos le situaba segundo, a un solo golpe del líder. Pero un doloroso final con dos bogeys en sus tres últimas banderas –sobra recordar que el 16, el 17 y el 18 forman parte de la zona final más complicada de todo el PGA Tour– le privó de seguir la estela del danés Thorbjorn Olesen (67 golpes, -4) y del estadounidense Kevin Kisner (67 golpes, -4), uno de los últimos golfistas en dar por finalizada su vuelta.
Antes de llegar aquí, Rahm había dado muestras de lo que era capaz de hacer en la primera parte de su recorrido, donde anotó tres birdies y solo cometió un error. Buenos guarismos basados en un gran porcentaje de calles cogidas –64 por ciento– y de greenes en regulación –72 por ciento-. Apenas se notó en su marcador las oportunidades de birdie desperdiciadas por escasos centímetros, pues siempre fue capaz de dar el zarpazo en el momento justo que le hacía despertar del letargo.
No tuvieron la misma suerte Rafa Cabrera-Bello (74 golpes, +3), Sergio García (75 golpes, +4) y Pablo Larrazábal (77 golpes, +6). El primero de ellos porque pecó de un pobre inicio con tres bogeys en sus cuatro primeras banderas que le hizo salir trastocado y con una losa muy pesada en su mochila –al final pudo estirarse e incluso salió indemne de la Milla Verde, generándose una oportunidad de birdie en cada una de las tres últimas banderas-. Algo que ni por asomo pudo lograr el castellonense.
García tuvo en esta zona su némesis particular. Doblebogey, bogey, doblebogey fue la serie firmada por el último campeón de Augusta para borrarle de un plumazo los números en negativo y hacerle retroceder hasta el T80 que ocupa tras 18 hoyos, momentáneamente fuera de la pelea por el fin de semana. Una lucha en la que en estos momentos tampoco estaría Larrazábal, que ni siquiera fue capaz de conseguir un birdie en el día y con seis bogeys se pone muy difícil acceder a los últimos 36 hoyos.