Cuando lean la historia seguro que opinan que es más que merecido -nosotros también lo pensamos-, pero sería raro que no empatizaran con este hombre que hace varios días perdió su empleo en una empresa australiana de gestión del agua después de que le pillaran haciendo “horas extra” en el campo de Golf. Bueno, las extraordinarias y las que no son extraordinarias, pues la compañía estima que en todo el tiempo que el trabajador estuvo contratado -poco más de un año- disputó hasta 140 rondas en horario laboral.
Nuestro protagonista se llama Tom Colella y, según hemos podido conocer gracias al portal Golf dot com, ha estado trabajado hasta hace muy poco en Aroona Alliance, una de las compañías más famosas en el apartado de gestión del agua del continente oceánico. El motivo es bien sencillo: despido fulminante después de que sus jefes descubrieran que se encontraba disfrutando de buenos días de Golf mientras se suponía que debía de estar trabajando.
Y no se piensen que lo tuvo fácil para escaquearse todo ese tiempo, pues en esa empresa todos los empleados deben llevar encima una PDA en la que pueden ser localizados mediante GPS. ¿Cómo tardaron entonces tanto tiempo en pillarle? Pensarán. El problema fue que él burló este sistema poniendo en marcha sus conocimientos de electricidad. Valiéndose de una bolsa de patatas fritas vacía, Colella introducía la PDA en ella cada vez que se aventuraba en una de sus “misiones especiales”, favoreciendo que el aluminio de la bolsa bloqueara la corriente electromagnética y la posibilidad de ser localizado -una jaula de Faraday de manual-.
Pero la avaricia rompió el saco y en una reunión se descubrió su estrategia y lo pusieron de patitas en la calle, con el agravante de que se quedó sin indemnización después de que el Comisionado de Trabajo Justo de Australia considerara procedente el despido. En la actualidad, Colella busca trabajo mientras conduce para Uber pero, ¿y el hándicap tan bajo que tiene ahora?