Hacía muchísimos años que no vivíamos un final de FedEx Cup tan emocionante como el que ha tenido lugar en la edición de 2018 –la última que se disputará bajo este sistema-. Hasta última hora nos ha tocado estar con la calculadora en las manos desgranando qué es lo que tenía que hacer Tiger para conseguir su tercera FedEx y poner así el broche de oro a una temporada que será recordada como la que le sirvió para alcanzar la victoria 80 en el mejor circuito del mundo.
Bueno, a decir verdad, más que en Tiger nos fijábamos en Rose. Y es que el californiano había cumplido con su parte para tratar de hacerse con el bonus de diez millones -que no era otra cosa que vencer- y “solo” quedaba la parte de los demás. Esto es: que DeChambeau terminara en el T15 o peor, que Rose finalizara en un triple empate en el quinto puesto o peor, que Finau terminara tercero o peor, que Dustin Johnson y Justin Thomas terminaran en un triple empate en el segundo escalón del podio o peor y que Bradley finalizara segundo o peor. Vamos, lo que viene siendo una pirueta con triple tirabuzón y salto mortal.
Sin embargo, se dieron todas y cada uno de los requisitos salvo uno, el de Rose. El inglés se salvó de la quema gracias a un birdie salvador con muchísima suerte en el hoyo 18 cuando se encontraba en la sexta plaza para ser el tercer europeo tras Stenson y McIlroy en llevarse el premio a la regularidad. Una euforia que a buen seguro tratará de trasladar esta semana a Le Golf National.
Este golpe, con muchísima muchísima suerte, dio los 10 millones de dólares a Justin Rose (VÍDEO)