Todo cambia para que nada cambie, que diría la máxima sociológica. Así es como podríamos definir esta tercera jornada de juego en el PGA Championship, un día sin excesivo brillo para Brooks Koepka (70 golpes, -12) pero que le ha bastado para dejar prácticamente visto para sentencia el segundo Major del curso. Y es que, a pesar de que todavía restan 18 hoyos para el final del campeonato, solo un desfallecimiento a la altura del que tuvo el francés Jean van de Velde hace ya dos décadas en el British podría evitar que el joven jugador norteamericano consiguiera el cuarto Major de su carrera recién cumplidos los 29 años.
Después de dos días en los que muchos nos empezábamos a cuestionar si Brooks Koepka era humano, el joven golfista de las barras y estrellas vivió lo que podría considerarse una ronda normal sobre la hierba del Black Course de Bethpage -con sus penas y sus glorias-. Aunque hay que reconocer que esto también tardó en llegar este sábado después de que Koepka sellara con dos birdies sin errores su paso por las cinco primeras banderas para colocar el -14 en su cartulina y una diferencia constante entre seis y siete impactos -cabe comentar que a comienzos de semana se rumoreaba que el campeón podría estar en seis o siete bajo par-.
Pero entonces dos bogeys consecutivos de Koepka en el 9 y el 10 le pusieron en alerta y le hizo bajar una marcha en cuanto al riesgo asumido. Fruto de ello es que en los últimos ocho hoyos tan solo consiguió un birdie -el del par 5 del 13, uno de los más fáciles del día- y un bogey para marcharse a Casa Club con una renta que puede resultar suficiente para un turno de domingo en el que seguiremos contando con Rafa Cabrera (74 golpes, +8), el último miembro de la Armada en las dos jornadas finales del campeonato.
El jugador grancanario, eso sí, cuajó una manga con cuatro impactos por encima del par como consecuencia de un doblebogey, cuatro bogeys y solo dos birdies y se queda en el Top 70 muy lejos de los primeros puestos de la tabla. Un +7 con el que a estas alturas es una quimera intentar aspirar por algo más.