Se avecinan nuevos tiempos para la USGA y, por ende, para todas las competiciones que se encuentran bajo el paraguas de la organización estadounidense. Y es que este será el primer US Open en los últimos trece años que Mike Davis no figure entre la nómina de los encargados de preparar los campos para las pruebas, con lo que ello conlleva. Fue Davis uno de los artífices -por citar solo algunos ejemplos- de los diabólicos greenes de Chambers Bay, de la sanción a Dustin Johnson en Oakmont o de la desesperación que provocó para todos los presentes Shinnecock Hills. Y los ánimos de los jugadores ya estaban bastante caldeados.
Es por esto que cuando se dio a conocer que a partir de ahora Davis iba a encargarse más de sus deberes como director ejecutivo de la USGA y su lugar en la preparación de torneos lo iba a ocupar John Bodenhamer muchos respiraron aliviados. Las críticas se habían acrecentado en las últimas ediciones y eran muchos los pesos pesados que empezaban a interpretar la participación en los US Open como una auténtica tortura. “Tengo la impresión de que nos quieren ver sufrir”, reconocía un profesional al término del campeonato del año pasado. Unas palabras que se unían a la frustración por no sentirse escuchados por la organización.
Pero esto parece que va a pasar a mejor vida con el nombramiento de Bodenhamer, que en las últimas horas ha querido transmitir a todos un mensaje de borrón y cuenta nueva en las relaciones entre directivos-jugadores. “Estamos hablando y escuchando a muchos antiguos campeones. Aunque no solo a ellos, sino a muchos otros que también se preocupan profundamente por la USGA y por el US Open. En los últimos tiempos ha habido muchas críticas y lo tenemos todo en cuenta”, comentó el nuevo directivo a través de una entrevista con Golf dot com.
Unas palabras que llegan a colación de unas declaraciones de Rory McIlroy en las que el norirlandés manifestaba si desacuerdo con la manera en que la USGA ha actuado en los últimos años. “Creo que pueden admitir que se han cometido errores en los últimos años. No pasa nada, todos los cometemos. Al mismo tiempo creo también que deberíamos darles la oportunidad de redimirse y qué mejor punto que hacerlo en Pebble Beach. De no hacerlo aquí pienso que sí tendríamos un problema”, sentenció el ex número 1 del mundo. Declaraciones que han compartido otras estrellas como Tiger.