Las falsedades del juego lento
El Tour europeo, y así lo admitió la semana pasada
John Paramour, el jefe de los árbitros que se pasea en ‘buggy’ por los campos, ha pasado a la acción para combatir lo que ellos llaman la plaga del juego lento.
Algunas penalizaciones ya han caído. La última a Ross Fisher. El golfista inglés padeció el estrés del pulgar de Paramour y su cronómetro, cuando ese domingo y en cada golpe se estaba jugando la posibilidad de ganar un título.
La parecerá justo al Tour y quizá divertido a Paramour, pero opino todo lo contrario.
Este árbitro justifica en parte así su decisión, en declaraciones que difunde el propio Tour europeo: «Conozco a Ross. No es lento ni rápido, pero cuando está con opciones juega lento».
¿Y qué espera Paramour de un golfista que está peleando por lo que lleva meses entrenándose? Porque no es lo mismo jugar para ganar que para terminar el quincuagésimo. Por eso, los 40 segundos que da el reglamento de margen para golpear ¿son justos?
De la misma manera que los golpes se afrontan de distinta manera cuando llueve o hace viento; o cuando el golpe es complicado, ciego, o hay neblina o mucho público que distrae… ¿Dónde está aquí la objetividad del reloj? ¿En el pulgar de Paramour? ¿Por qué 40 segundos y no 55, o 1 minuto?
Sigo el deporte en general diariamente y esta cuestión del juego lento en golf es singular, por cuanto está supeditada en su totalidad a la subjetividad del árbitro de turno. La materia tiene lagunas, y deberían sentarse los expertos para mejorarla.
Y si el juez de turno es Paramour, mucho cuidado si usted, lector, es jugador profesional, porque ya le tendrá encasillado como tenía a Ross Fisher.
No es tolerable que un árbitro tenga etiquetados a los jugadores, como Paramour dijo que tenía catalogado a Fisher. Lo peor es que Ross no será el único de la lista de Paramour, claro.
¿Se imaginan que Undiano Mallenco, colegiado de la Liga de fútbol, dijera de Cristiano Ronaldo que es un futbolista que suele simular caídas en el área y que, cuando los partidos se acercan al final, todavía abusa más de esos engaños?
Al bueno de Undiano se le habría caído el pelo, y nunca más usaría ya el silbato excepto en los partidos entre amiguetes de su vecindario.
Pues sepan que Paramour sigue ahí, como si nada, después de despachar a Ross Fisher en verbo y multa. Alguien del Tour o el Comité de jugadores debería tomar cartas en el asunto, por este tipo de declaraciones intolerables y por la subjetividad que puede asomar detrás del cronómetro de los árbitros.
Autor: Toni Tomas Redactor Agencia EFE
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