Pese a firmar un 68 tras la primera jornada que le dejó muy cerca de los líderes en el inicio del Genesis Invitational, lo cierto es que las sensaciones de Brooks Koepka fueron empeorando con el paso de las horas e incluso de los minutos en territorio californiano. Desde que se produjera la lesión en la pierna izquierda a finales de la pasada temporada -una dolencia de la que tuvimos conocimiento en el mes de octubre, después de que reconociera que se había infiltrado células madre tras jugar el Tour Championship– el ex número 1 del mundo no ha vuelto a ser el mismo, tal y como demuestra su rostro.
Así, aunque participó en el Shriners Hospitals for Children Open de finales de año argumentando que era “un placer poder jugar sin dolor”, no tuvo más remedio que retirarse una semana después tras la disputa de la tercera jornada de la CJ Cup surcoreana argumentando problemas de rodilla al resbalarse sobre una superficie húmeda y cargar más una zona que ya estaba entre algodones. Una retirada que vaticinaba lo que pasaría apenas un mes después: su ausencia en la Presidents Cup que debía disputarse en territorio australiano.
De hecho, Koepka no volvió a aparecer en un torneo oficial hasta hace unas cuantas semanas, cuando pinchó la bola en el Saudi International ejemplificando que todavía le queda un amplio recorrido para volver a ser lo que un día fue. Su Top 17 en un campo al que acudía con la obligación de defender su trono mundial habla a la perfección de esto y, lo que es más importante, clama lo que es un secreto a voces: su rodilla no está recuperada, tal y como comentó el propio jugador hace unos días antes de enfrentarse a la primera ronda del Genesis Invitational.
“El tema de mi lesión fue bastante peor de lo que mostramos. Sentí muchísimo dolor. En estos momentos no estoy ni siquiera cerca del cien por cien y no sé si mi rodilla lo volverá a estar algún día”, confesó el norteamericano, quien afirmó que incluso estuvo cerca de marcharse del Riviera CC antes de empezar. “Para ser honestos, tengo que decir que el lunes fue el día que peor lo pasé desde la lesión. Hay días buenos y malos. Todavía hay dolor. Eso sí, al menos no siento que se me puede salir la rodilla en cualquier momento”, sentenció el estadounidense.
Unas palabras que nos hacen preguntarnos si volveremos a ver en un corto período de tiempo a ese jugador que maravilló al mundo y lo colocó como una bestia infalible en los Grandes.
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