Quizá no cuente con el glamour de los principales circuitos del mundo, pero en estos tiempos donde la confinación y las cancelaciones y aplazamientos son la tónica dominante las últimas semanas, resulta reconfortante saber que la actividad deportiva sigue gestándose aunque sea en eventos menores. Sobre todo en Estados Unidos, donde ya vimos hace unos días cómo algunas de las jugadoras de la LPGA seguían conservando el ritmo competitivo -incluida Carlota Ciganda, quien se impuso en una de las pruebas celebradas-.
Se trata del Minor League Golf Tour, una gira que data del año 2004 y que en estos dieciséis años ha visto participar en sus más de 15000 campeonatos a más de 3500 jugadores, repartiendo la cifra de casi diez millones de dólares -como curiosidad cabe comentar que Brooks Koepka resultó ganador en el año 2012-. Un tour que celebra sus torneos a 36 hoyos y donde en las últimas horas se ha producido una de las anécdotas de lo que llevamos de año.
Y es que pocas veces tenemos la fortuna de contarles que un jugador ha bajado de la barrera de los 60 golpes en un torneo -por muy menor que sea-. Ocurrió durante la disputa de la segunda ronda sobre la hierba del Fox Club de Palm City (Florida), pero más allá del hecho en cuestión fue la forma de conseguirlo para llevarse a casa el campeonato. ¿La razón? Porque Sunny Kim, el flamante vencedor del evento, partía con nueve golpes de desventaja al inicio de los segundos 18 hoyos.
Es por esto que Kim necesitó de una vuelta que pocas veces podrá repetir: convirtió ocho birdies en los 15 primeros hoyos y protagonizó un final impresionante con dos eagles en el 16 y el 18 para lograr un doce bajo par con los que firmar un 59 en este par 71. Una hazaña que tardaremos tiempo en olvidar desde un lugar inesperado.