Bajo su mandato en el mejor circuito del mundo se produjo la mayor explosión del Golf en toda su historia. Los contratos millonarios comenzaron a florecer y el PGA Tour cambió para siempre su fisionomía. Una afirmación que se puede apreciar a simple vista atendiendo tan sólo al balance económico: en los 22 años en los que estuvo al frente, los premios pasaron de 91 a 401 millones de dólares, amén de contribuir a que las organizaciones caritativas lograran en su último año como comisionado (2016) una recaudación récord de 166 millones de dólares. Es por esto que no nos debe extrañar lo más mínimo su elección como nuevo miembro del Salón de la Fama.
Tim Finchem se convierte así, a sus 73 años, en el tercer comisionado en ser elegido para formar parte del Olimpo de este deporte, uniéndose en esta estadística a otros dos tótems del PGA Tour como son Joseph Dey y Deane Beman. “Es un enorme honor poder formar parte de los nombres más grandes que ha dado la historia del Golf”, comenzó afirmando el norteamericano en un comunicado minutos después de darse a conocer la noticia.
“Este es un momento increíble y estoy muy agradecido por ello. Espero poderlo celebrar junto a mi familia y los numerosos amigos que me ha dejado este deporte a lo largo de los años. Además, estoy especialmente orgulloso por hacerlo en la misma promoción que Tiger, uno de los mejores jugadores de todos los tiempos”, reconoció el directivo, al que no han parado de lloverle los elogios desde que abandonó su cargo hace ya cuatro años. “Su visión y liderazgo ha tenido un enorme impacto en este juego en el último cuarto de siglo”, señaló su sucesor en el cargo, Jay Monahan, quien no escatimó en elogios.
“Su incorporación al Salón de la Fama del Golf Mundial será siempre un testimonio de su incansable dedicación y contribución al Golf. Y lo que es más importante: parte de este testimonio lo serán también las miles de vidas a las que su trabajo influenció”, sentenció Monahan. Un premio más que merecido tras toda una vida por y para el Golf.