Hace unas horas se estrenaba en España el esperadísimo documental “The last dance”, que narra la historia de amor vivida entre Michael Jordan y los Chicago Bulls. Una serie de diez capítulos de la que hemos conocido ya los dos primeros. ¿Y qué tiene que ver esto con el Golf? Pensarán. Pues bien, no hay que indagar mucho para describir a MJ como un apasionado de este deporte. Una devoción que le vino mucho antes de colgar las botas -de hecho, no era extraño verlo con un palo entre las manos en sus ratos libres durante su etapa de jugador- y que no escatimó en utilizar para acercarse a sus compañeros de equipo.
Uno de ellos fue su gran escudero en el cuadro chicagüense Scottie Pippen, que en el segundo episodio dio a conocer cómo Jordan lo introdujo en el mundo del Golf. “Michael era una superestrella en el baloncesto e incluso era más grande que otras superestrellas de cualquier otro deporte. No era como cuando un jugador normal te invita a almorzar. Era mi año de rookie y me regaló un par de palos”, reconoció el jugador nacido en Arkansas hace 54 años. Aunque lo cierto es que esta propuesta de MJ escondía una razón de peso.
“Estaba tratando de acercarme al Golf para quedarse con todo mi dinero”, afirmó entre risas el miembro del Dream Team. Y es que a estas alturas no vamos a descubrir a Jordan, tan fan de los buenos puros como de las apuestas con grandes sumas de dinero por medio, tal y como comentó una vez Rickie Fowler en un duelo ante él. “Apostará contra ti a lo que te propongas y jugará contigo”, apuntó el californiano. Genio y figura uno de los mejores deportistas de todos los tiempos.
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