A buen seguro que en un evento de este tipo el ganador es lo de menos, pero siempre es positiva la competición, sobre todo si se trata del hecho de aportar más dólares en una lucha que se está llevando a cabo a nivel mundial. Y ni qué decir tiene las ganas que teníamos volver a ver de nuevo sobre un campo a algunos de los pesos pesados mundiales. Rory McIlroy, Dustin Johnson, Rickie Fowler y Matthew Wolff se citaron este domingo en Seminole para algo más que para disputar un evento de habilidades: también para demostrar al mundo que el Golf debería contar con un lugar de preferencia en la desescalada.
Los jugadores eran conscientes de que iban a ser minados por lupa por cientos de miles de espectadores alrededor del mundo… y actuaron en consecuencia. Ningún choque de manos fuera de tono, un mantenimiento de la distancia de seguridad natural en todo momento y, por si fuera poco, nadie tuvo la osadía de intentar quitar la bandera cuando llegaban al green -este menester le correspondía al oficial de reglas del PGA Tour Mark Wilson, que los acompañó en todo momento durante el envite.
Ahora bien: por muy Top mundiales que sean ninguno se libró de algún error inesperado fruto de de la falta de práctica durante las últimas semanas. El que más lo sufrió fue Dustin Johnson, que tuvo problemas desde el tee en diversos momentos del campeonato y dejó patente que tendrá que echarle muchas horas en estas tres próximas semanas antes de la llegada del Charles Schwab Challenge, un torneo que poco o nada tendrá que ver con lo vivido hace unas horas en el que la pareja compuesta por el norirlandés y el bombardero de Columbia se acabaron imponiendo gracias a un preciso dardo del europeo en el PlayOff.
Y eso que Fowler y Wolff dominaron a placer el envite durante buena parte del mismo, sobre todo gracias al buen hacer del primero, que destacó entre el cuarteto con un total de siete birdies en las dieciocho banderas. Eso por no hablar de los desafíos de habilidades que, si al término del hoyo 6 dejaba un esclarecedor 4-1 para el equipo de Rory, seis banderas más tarde reflejaba un 4-5 que se mantuvo en el tanteador hasta la llegada del PlayOff -un hoyo al que se llegaba tras el empate en el 18-. Aquí, el combinado europeoamericano se mostró con más precisión para llevarse el millón cien mil dólares de esta bandera y hacerse así con el triunfo.