A rey muerto rey puesto, que diría el popular refrán. Así es como se han tomado desde el PGA Tour el anuncio por parte de la dirección del John Deere de suspender el campeonato por culpa de la prohibición del estado de Illinois de llevar a cabo el torneo con espectadores durante la segunda semana del mes de julio. Y es que merece la pena recordar que éste iba a ser, presumiblemente, el primer torneo con presencia de aficionados tras el quinteto de eventos que desde la gira se decidió llevar a cabo sin fans.
Pero la mano dura de las autoridades con respecto a los grandes eventos y el poco interés por parte de la dirección del mismo de llevarlo a cabo en estas circunstancias ha terminado provocando que la gira de las barras y estrellas haya acudido a un viejo conocido del Tour como Muirfield Village para improvisar un torneo con tan poco margen de maniobra.
Una decisión que se entiende a la perfección con sólo dar un vistazo al calendario. Y es que el complejo de Ohio también será anfitrión una semana después con la disputa del Memorial Tournament, el campeonato fundado por Jack Nicklaus.
De hecho, contará con el mismo personal que se ocupará siete días después del Memorial. Eso sí, será patrocinado por Workday y seguirá sin permitir la presencia de espectadores, caso contrario a lo que sucederá en ese mismo escenario una semana después. Allí, en un campo de 120 jugadores -el nuevo evento se llevará a cabo con un campo completo para un total de 156 participantes- volveremos a ser testigos de un poco de normalidad ente tanto caos. Todo ello en medio de unas estrictas medidas de seguridad anunciadas por el PGA Tour en los últimos días y que nos van a hacer cuestionarnos en muchas ocasiones si se verá afectada la esencia de este deporte.