Si de por sí para muchos nos es complicado manejar un único putter, imagínense lo que sería coordinarse con otra persona para jugar con uno compartido. No estamos bromeando. La herramienta existe -tal y como muestra nuestro siguiente protagonista- y, a tenor de cómo la utilizan, no nos importaría lo más mínimo probarla. Ahora bien, no aseguramos que el resultado pueda ser el mismo. Y es que el virtuosismo que desprenden estos dos jugadores está fuera de toda duda.
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