En menos de un mes tendremos ante nosotros el US Open, la segunda gran prueba del año. Winged Foot recibirá a los jugadores en un momento extraño -apenas unos días después del Tour Championship, la final de los PlayOff de la FedEx Cup– y sin público, lo que no será ningún impedimento para que podamos ver un juego de muchos quilates sobre la hierba del complejo neoyorquino. Es más, el campo se ha preparado a conciencia para el torneo -veremos qué nos depara la USGA– y ya son muchos los que se han dejado ver por allí en los últimos tiempos.
El último que se ha pasado por aquí ha sido el actual número 3 del mundo, Justin Thomas, que ha reconocido, tras disputar dos rondas junto a Tiger Woods, que es un campo en el que disfrutarán más los aficionados que los jugadores. “Es realmente difícil”, comentó hace unos días con una sonrisa en el rostro. “Pero la verdad es que me encantó. Sin lugar a dudas va a entrar dentro de mis campos favoritos. Muestra las cosas tal y como son. No engaña a nadie ni esconde nada. 490 metros hasta el green con calles estrechas es el estándar. Hay muchos hoyos así”, añadió el estadounidense.
Tan encantado quedó JT con Winged Foot que se atrevió a afirmar que el complejo neoyorquino es el campo más US Open que ha jugado nunca. “Es largo, tienes que tener precisión desde la salida y los greenes son grandes y duros. Va a estar divertido”, sentenció el deportista de Louisville, quien acudió a la sede del segundo Major del año para tratar de conocer el recorrido e intentar evitar lo que le sucedió con Harding Park, que jugó sin conocerlo previamente y acabó perdiendo el número 1 del mundo tras no tener ninguna opción de colarse en la parte alta.