Winged Foot dará la bienvenida a los jugadores a partir de este jueves para la disputa del US Open, el segundo de los tres Majors que tendrán lugar en este 2020. Un complejo que está a pocos meses de convertirse en centenario, ya que fue en el año 1921 cuando el club se fundó en Mamaroneck (Nueva York) por un grupo compuesto en su mayoría por miembros del New York Athletic Club. Eso sí, no fue hasta 1923 cuando abrió sus puertas con un nombre y un logotipo que estaban tomados directamente de una escultura que se encontraba en el vestíbulo del New York Athletic Club de Manhattan.
Winged Foot posee dos campos de 18 hoyos, el oeste y el este, ambos diseñados por el arquitecto A.W. Tillinghast. Aunque ambos se juegan bajo par 72, el del oeste, donde se celebrará la prueba, es algo más largo –7477 yardas por 6750– se transformará en 70 y fue calificado por la prestigiosa publicación GolfDigest como el octavo mejor campo de todo Estados Unidos a comienzos de la última década. Además, desde 2019 puede presumir de estar incluido en el Registro Nacional de Lugares Históricos después de ser el último campo diseñado por Tillinghast que se completó con una Casa Club ideada por el célebre Clifford Charles Wendehack.
A lo largo de la historia, Winged Foot ha sido testigo de hasta doce pruebas importantes a repartir entre US Open (1929, 1959, 1974, 1984, 2006 y 2020), US Amateur (1940 y 2004), US Women’s Open (1957 y 1972), US Senior Open (1980) y PGA Championship (1997), con campeones de la talla de Bobby Jones, Billy Casper o, más recientemente, Davis Love III, Ryan Moore o Geoff Ogilvy, que tiene el honor de haber sido el último campeón del US Open en este mismo campo al imponerse por un golpe a Furyk, Montgomerie y a Mickelson con un resultado de +5.
Y es que si de por sí la USGA presenta unos recorridos bastante complicados para los jugadores, Winged Foot se ofrece a ello con una gran variedad en su arquitectura en la que destaca especialmente la octava bandera. Este hoyo, a menudo calificado como el más difícil del campo, cuenta con una calle en sentido descendente que facilitará enormemente la tarea de que los jugadores se encuentren con los bunkeres profundos y empinados a ambos lados del green. Una auténtica odisea para los jugadores, que ya pueden ir preparándose para un campeonato que deberá sacar lo mejor de cada uno.
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