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El peculiar golfista continúa trabajando en su propósito de llegar donde nadie lo ha hecho Foto: @PGATour
El trabajo duro tiene su recompensa. Es por esto que Bryson DeChambeau no ha dejado de emplearse a fondo ni un sólo día desde que cerró su aventura en el Augusta National el pasado mes de noviembre. De hecho, desde entonces le hemos podido ver practicando en el simulador que tiene en el salón de su casa su instructor Chris Como e incluso al lado de un campeón mundial de distancia con el driver como Kyle Berkshire. Todo ello en una época del año en la que sus grandes rivales aprovechaban para descansar tras un año muy movido.
“En ningún momento he renunciado a ser todavía más rápido”, ha confesado el norteamericano hace unas horas en la previa del Torneo de Campeones que arrancará este jueves en Kapalua. “Creo que me daré por satisfecho una vez que alcance una velocidad de bola entre las 207 y las 210 millas por hora -unos 337 kilómetros por hora-. Cuando llegue ese momento probablemente me pare y diga: bien, creo que está bien así”, deslizó con una sonrisa en el rostro. Una auténtica barbaridad cuando nos detenemos en que en la actualidad ya es el más rápido de todo el PGA Tour con una velocidad de bola media de 192,8 millas por hora -unos 309 kilómetros por hora-.
“Estar tantas horas con Kyle ha sido bastante inspirador. Tengo un par de kilos más que él, pero su velocidad es mucho más rápida que la mía. Es muy interesante tener cerca a alguien a quien admirar. Mi objetivo es estar donde está Kyle ahora mismo”, confesó, poco antes de marcarse un objetivo esta semana en el complejo hawaiano: establecer el récord de mayor distancia con el driver -actualmente en posesión de Davis Love III, que en 2004 alcanzó las 476 yardas en el 18-. “Eso espero. Sería muy divertido”, sentenció.
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