Las nuevas generaciones llegan cada vez con más fuerza. No nos cansamos de contar ejemplos en los principales circuitos del mundo, pero lo que no nos podíamos llegar a imaginar es que las recientes hornadas de jugadores vinieran con el pañal puesto (literalmente). Fíjense si no en la maestría de este niño que apenas no levanta los dos palmos del suelo. Con un swing propio y ataviado tan sólo con una gorra y su pañal es capaz de conseguir un impacto perfecto para estar cerca de causarle un destrozo a su abuelo, que se encontraba siguiendo de cerca la jugada.
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