Ha tardado unos cuantos días en hablar con los medios, pero era necesario que antes las aguas volvieran a su cauce tras lo sucedido. Y es que Annika Sorenstam fue duramente criticada en las redes sociales después de acudir el 7 de enero a la entrega de la Medalla Presidencial de la Libertad de manos de Donald Trump después de los disturbios que se produjeron en el Capitolio tan sólo unas horas antes. Una decisión que la jugadora sueca -aunque nacionalizada estadounidense- tomó por respeto a los Estados Unidos después de que la ceremonia se pospusiera el mes de marzo por culpa de la Covid.
“Se suponía que este acto tenía que haberse producido hace diez meses. Fue una señal de respeto por todos los que recibieron la condecoración a lo largo de la historia. No quiero gastar muchas energías en mirar hacia atrás, sino en hacerlo mirando hacia adelante, abriendo puertas y creando oportunidades para las jóvenes de todo el mundo”, comentó la deportista europea en la entrevista concedida a Golf Channel. Sorenstam, eso sí, calificó lo sucedido el 6 de enero como “un día oscuro en la historia de Estados Unidos”, aunque no lamentó la decisión de haber asistido a la entrega de premios.
“He escuchado todas y cada una de las opiniones que me han transmitido. Como podrás imaginar han sido días muy intensos en los que me han llegado multitud de mensajes de gente que lo ve de otra manera. Respeto a todos por igual”, sentenció la miembro del Salón de la Fama de la LPGA, que en unas semanas se convertirá en la nueva presidenta de la International Golf Federation (IGF) sustituyendo a Peter Dawson. Todo ello después de hacerse público que Bill Belichick, entrenador de los New England Patriots, se negó a aceptar el premio citando el ataque de la noche de Reyes en España y que provocó un total de cinco víctimas mortales.