Ya conocéis el típico dicho de “después de birdie…”. Y es que las expectativas nos crean tensiones emocionales. Simplemente el hecho de tener que cumplir un hándicap en cualquier torneo amateur hace que veamos en los campos comportamientos y actitudes, en ocasiones, fuera de lugar o salidas de tono. ¿Y por qué pasa esto, si solamente es un juego para divertirnos?
Querido lector, lamentablemente nuestro cerebro no distingue lo que es un juego de lo que puede ser una situación realmente amenazante o desafiante. Cuando generamos expectativas, nuestro cerebro comienza a enviar señales a nuestro cuerpo, generando neurotransmisores que son los responsables de lo que llamamos “emociones” y que no es ni más ni menos que una predisposición de nuestro cuerpo para afrontar una situación.
Estas expectativas suelen ir unidas a unos pensamientos que tienden a generarnos tensión e incluso esos “nervios” que hacen que nuestro cerebro, en nuestra amígdala -una parte del cerebro que se encarga de hacernos sentir emociones-, se desencadene una sensación de peligro, amenaza o miedo, produciendo una rigidez involuntaria en nuestros músculos, manos o muñecas que hace que nuestro golpe no sea fluido. Esto es lo que llamamos estar fuera de swing.
En definitiva, tu cabeza se está anticipando a un peligro irreal. Por mucho que puedas perder una Pro V, dar un socket o hacer una raya, este miedo no debería generar tanta tensión como para no dejarnos disfrutar ni un solo segundo de nuestra partida y condicionarnos un bonito día de golf. Y es que el miedo es todo lo contrario a la seguridad y por tanto al disfrute. Cuando muchas veces oímos a grandes profesionales hablar de “falta de sensaciones”, realmente, lo que hay debajo son sus miedos de no estar a la altura o de no llegar a cubrir estas “expectativas” generadas.
La buena noticia es que aprender a gestionar estos miedos se puede entrenar. Al igual que sacar la bola de un bunker con precisión y dejarla al lado de bandera requiere mucha práctica, entrenar nuestras emociones para que estén a nuestro servicio también necesita una preparación, un entrenamiento diario. Te doy una fórmula para que puedas medir tu disfrute:
Disfrutar/Felicidad= Realidad Objetiva – Expectativas (D=r-e)
Cuantas menos expectativas tengamos en cada golpe, hoyo o partida y nos centremos en el presente, habrá más posibilidad de aumentar tu nivel de satisfacción. El hacer una buena tarjeta, eso ya, depende de muchos otros factores que ya sabes. Y un único consejo, el mejor que siempre me dieron en un campo de golf:
“Cada golpe es un nuevo partido, con su técnica, su estrategia, su dificultad…vívelo en presente si quieres disfrutar de este maravilloso deporte”
La mente y el sistema nervioso de cualquier deportista actúa mejor cuando se centran en objetivos pequeños, precisos e inmediatos. Así que céntrate en el presente. El miedo, esa ansiedad, nos lleva al futuro. Observa tus sensaciones y libera la tensión que solo te aporta rigidez.
¡Simplemente respira y disfruta!
David Espinosa es Coach Deportivo y facilitador de procesos en equipos, además de un apasionado del golf e investigador de todo el backstage que implica este gran juego en la parte mental y emocional. Acompaña a deportistas y equipos deportivos a desarrollar su fortaleza interior y ponerla a disposición de su técnica, su táctica y su preparación física.