En esto del Golf nunca hay que dar nada por sentado, ni siquiera cuando a falta de tres hoyos parece que tienes una ventaja cómoda en lo más alto de la clasificación. Si no que se lo digan al norteamericano Chesson Hadley (75 golpes, -10), que vio este domingo cómo su gran semana de Golf en el Palmetto Championship se le iba por la borda después de unas desgraciadas últimas banderas que le hicieron completar un día que ya no pintaba bien desde los primeros compases.
Y es que el estadounidense, que en las tres rondas previas sobre la hierba del Congaree GC había conseguido bajar de los 70 impactos, empezó con dos errores iniciales en el 2 y el 3 que hacían saltar las alarmas. Hadley llegaba al último día de competición con cuatro impactos de ventaja, pero los dos fallos nada más comenzar el domingo le avisaban de que algo malo podía pasar si no le añadía tensión a su juego. Por suerte, un birdie en el 4 espantaba un poco los fantasmas y dejaba en manos de la segunda parte del recorrido el destino del evento.
Así, el bogey en el 10 fue contestado con un acierto en el 12 para seguir situando en su cartulina un -13 que lo mantenía en lo más alto. Pero entonces un cúmulo de errores en los tres últimos hoyos posibilitaron el colofón final de un torneo que se acabó llevando Garrick Higgo (68 golpes, -11), la estrella en ciernes del European Tour. El sudafricano, de sólo 21 años, ha conquistado la victoria en su segundo torneo del PGA Tour después de salir al campo a seis golpes de Hadley -la recuperación más grande desde que Bubba levantó también seis impactos en el Travelers de 2018-.
De este modo, el joven jugador consigue el estatus de pleno derecho en el mejor circuito del mundo en un curso que lo ha catapultado al estrellato tras los tres triunfos cosechados en un período de apenas ocho meses. Dustin Johnson (70 golpes, -8), quien parecía que iba a estar en la pelea tras las dos primeras jornadas, tuvo que contentarse con una décima plaza después de un día en el que un triplebogey en el 16 lo alejó de cualquier posibilidad de pelear por el podio.