Faltaba un protagonista en escena y salió de bambalinas: el norirlandés Rory McIlroy. El actual tercer mejor juagador del mundo es el nuevo líder del US PGA, el cuarto ‘Grande’ del año, aunque de manera provisional porque el juego fue suspendido por aparato eléctrico.
El Ocean Course de Kiawah Island no para de dar disgustos a la organización, lo cual era de prever. En las rondas de entrenamiento fue sometido a lluvias torrenciales. El jueves lució el sol. El viernes sopló un viento casi huracanado. Y el sábado le tocó el turno a las tormentas con aparato eléctrico. Así no hay quien juegue al golf, se podría decir.
También la pizarra ha experimentado vaivenes similares. El sueco Carl Petterson empezó con fuerza y bajo par; después Tiger tomó las riendas contra el viento y ante su colapso (+3 en 7 hoyos y diez puestos hacia abajo) el protagonismo pasó a la bolsa de McIlroy, con 5 ‘birdies’ y un ‘bogey’ en 9 hoyos disputados, hasta el bocinazo que puso fin al golf en el campo.
McIlroy comparte liderazgo provisional con el fiyiano Vijay Singh (-6); el australiano Adam Scott es segundo, a un golpe, mientras que Bo Van Pelt, que acabó su ronda y el domingo jugará los 18 hoyos restantes, le sigue con uno más.
Hasta 27 jugadores deberán concluir la tercera ronda el domingo a primera hora, para proceder al comienzo de la cuarta por dos ‘tees’ y de tres en tres, algo poco corriente en un ‘major’.
Gonzalo Fernández-Castaño y Miguel Ángel Jiménez, los dos españoles supervivientes al vendaval, no brillaron aunque conservan posiciones en la zona templada de la tabla. Jiménez saldrá el domingo a rematar el último hoyo que le resta de la tercera e interrumpida tercera ronda.