Hay quien lo busca durante años, lustros e incluso décadas hasta encontrarlo. También los hay quienes, aunque persiguiéndolos durante toda su vida, no terminan nunca con dar con él. Hablamos del Hoyo en Uno, una de las suertes más difíciles de este deporte. De hecho, solo hay que detenerse en los profesionales para comprobar cuán difícil es introducir desde el tee la bola directamente en el agujero. Sin embargo, hay personas que tienen un don. ¿Cómo explicar si no la proeza de anotarse dos en la misma ronda de juego? ¿Y si les decimos que el jugador tiene 11 años?
Todo ocurrió este pasado sábado durante un torneo infantil de Estados Unidos disputado sobre la hierba del Weston Mission Hills. Allí, Jake Martínez logró una proeza que, según el National Hole in One Registry, tiene unas posibilidades de darse de una cada 67 millones de veces. Y eso que empezó mal la ronda en este Palm Springs Open después de anotarse dos doblebogeys en la primera y la tercera bandera. Fue entonces cuando se enfrentó al quinto hoyo del día, del que le separaban 95 yardas hasta el tee. “Mi padre me dijo que jugara un wedge. Tomó la dirección correcta, dio un salto y entró”, confesó el joven en una entrevista posterior.
Una historia que se repitió en el 12. “Eran unas cien yardas, así que volví a coger el wedge. Mi padre me volvió a dar el mismo consejo, que apuntara a la izquierda y que tratara de dibujar el impacto en mi cabeza. Así que hice exactamente lo mismo que unos minutos antes y la bola volvió a botar y a meterse. Estábamos todos asombrados”, confesó. Martínez acabó saliendo del campo con un 74 que lo alejó del triunfo, pero a buen seguro que le costará mucho tiempo de olvidar lo que ocurrió aquel sábado de septiembre.
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