¿Puede una ronda en un torneo en el que apenas te estás jugando nada cambiar la forma en la que afrontar los próximos retos? Puede. Y el ejemplo más claro lo llevó a cabo Jon Rahm con la cuarta y última jornada en el Masters de Augusta. Allí, con Tiger Woods a su lado, tuvo tiempo para compartir impresiones con el 15 veces ganador de Majors y llegó a una conclusión que ha sabido poner en práctica esta pasada semana en el México Open: hay que perseverar y los resultados llegan.
A fin de cuentas, como el propio vizcaíno ha comentado a lo largo de las semanas, él no estaba preocupado porque llevara desde el mes de junio sin conseguir un solo triunfo en el PGA Tour. “Me estoy cansando de responder la misma pregunta semana tras semana. Cuando eres el número 1 desde el tee y estás entre los diez mejores en la estadística de golpes ganados con approach, mis estadísticas con el putt no pueden ser las mejores. Es absolutamente imposible a menos que ganara todas las semanas por ocho de diferencia”, llegó a señalar en marzo.
Unas palabras que siguió recalcando en marzo cuando disputó THE PLAYERS: “Conozco las estadísticas, no se preocupen. No necesito saber en todo momento que algo no va bien. He estado trabajando para cambiar algunas cosas, aunque a veces las cosas empeoran. Eso sí, las estadísticas no lo son todo”, señaló. Y entonces llegó el domingo final en el Augusta National y su encuentro con el estadounidense.
“El domingo con Tiger me dio bastante confianza. Fui técnico en mi enfoque. Soy un jugador de sensaciones y ese día me dije a mí mismo que tenía que salir y solo preocuparme de golpear la bola. Hice un tres bajo par sin tener un día demasiado difícil. Así que apliqué lo mismo esta semana. Mi juego con los hierros fue muy sólido, especialmente contra el viento. A veces nos desviamos un poco de nuestro camino, pero esta vez no lo hicimos”, sentenció.
49% ?
Esa es la cantidad de presentaciones en las que @JonRahmPGA terminó Top 10. pic.twitter.com/IIWX2uBA7R
— PGATOUResp (@pgatouresp) May 3, 2022