Dicen que al lugar en el que has sido feliz no debieras tratar de volver, pero hay ocasiones en las que esto no es posible. Y si no que se lo digan a Jordan Spieth, quien participará esta semana en el Valspar con el objetivo de meterse entre los 50 mejores jugadores de la FedEx Cup con -quién sabe- un nuevo triunfo en el PGA Tour. Una victoria que no llega a su palmarés desde hace casi un año, cuando venció en el RBC Heritage.
Después de todo, el texano guarda una increíble relación con este campeonato. Fue aquí donde hace diez años consiguió la exención temporal que lo condujo a la gira americana y, por si fuera poco, los resultados en este torneo siempre han sido buenos para el deportista de Dallas. Eliminando de la ecuación la edición de 2018, donde no fue capaz de hacer el corte, Spieth acumula como mínimo en todas y cada una de las cinco últimas disputas de este torneo un lugar en el Top 20. Aunque sin lugar a dudas el Top 7 en 2013 fue el que le cambió la vida.
“No tenía ningún estatus y ya había tomado la decisión de no asegurar el estatus en el Korn Ferry Tour la semana anterior. Jugué bien en Puerto Rico y luego llegué aquí y las cosas salieron a pedir de boca”, confesó el estadounidense en la previa del Valspar que arranca en apenas unas horas sobre la hierba del Innisbrook Resort. Unas sensaciones que espera repetir esta semana para tratar de levantar el segundo torneo aquí después de que lo hiciera en 2015.
“Existe una pequeña brecha en la clasificación mundial entre los que se están jugando el número uno y los demás. Ahí es donde estoy tratando de entrar con trabajo duro. Una vez que esté ahí será más fácil meterme en ese grupo de cabeza. Tengo el ejemplo de Scottie Scheffler, que cuando consiguió ganar fue imparable. Te sientes cada vez más cómodo y es lo que impulsa a conquistar varios eventos en una misma temporada”, sentenció.
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