Llevaba un mes a pico y pala con el único propósito de volver a vencer en el mejor circuito del planeta. Sin embargo, por una cosa o por otra las jornadas finales se le estaban atragantando al bueno de Rickie Fowler (68 golpes, -24). Hasta hoy. Y es que el jugador de Murrieta se ha llevado con todo merecimiento el Rocket Mortgage Classic después de un PlayOff a tres bandas junto a Adam Hadwin (67 golpes, -24) y Collin Morikawa (64 golpes, -24) para poner fin a la sequía de cuatro años sin títulos.
Lo hizo con mucho sufrimiento, eso sí. El deportista californiano empezó muy atinado el domingo con tres aciertos sin errores en la primera parte del recorrido. Sin embargo, a partir de aquí le costó más encontrar el camino hacia el hoyo. De hecho, no lo encontró de nuevo hasta el 18, cuando un disparo impresionante desde el semirough -dejó la bola a poco más de un metro del agujero- le dio el birdie que necesitaba para igualar los guarismos que tenía un Morikawa que dejó su impronta en el Detroit Golf Club con una ronda con ocho birdies sin errores.
De hecho, la muerte súbita se hubiera podido evitar si Hadwin le hubiera añadido a su cartulina de cinco birdies sin fallos otro acierto más en el 18. Pero el putt no entró y esta misma bandera dictaría sentencia tan solo unos minutos después. Un primero -y único- hoyo de muerte súbita en el que Fowler demostró el dulce momento por el que atraviesa con otro golpazo -esta vez desde el rough- y un putt desde casi cuatro metros que le dio la sexta victoria de su carrera.
That winning feeling ? pic.twitter.com/nO77QShisv
— PGA TOUR (@PGATOUR) July 2, 2023
Pingback: Fowler: "Ha estado bien sentir cómo me quitaba un peso"