Parecía que aquel extraordinario 2015 protagonizado por Jordan Spieth en el que consiguió salir campeón del Masters de Augusta y del US Open -además de lograr el subcampeonato en el PGA Championship y de finalizar cuarto en el Open– iba a ser difícil de superar en términos económicos. Después de todo, el texano logró superar aquel año la barrera de los doce millones de dólares de ganancias. Sin embargo, con el aumento de los premios en los Majors y la llegada de los torneos designados, barruntábamos que estos registros caducarían más temprano que tarde.
Ya el año pasado Scottie Scheffler fue capaz de situarse por encima de los catorce millones de dólares en ganancias, pero ha sido precisamente en el curso en el que se estrenaban los eventos de 20 millones de dólares cuando hemos sido testigos de la verdadera explosión. De hecho, ha sido el propio número uno del planeta el que ha establecido una nueva marca superior a los 21 millones de dólares gracias a unas estadísticas que quitan el hipo: el jugador nacido en Nueva Jersey no se ha perdido un corte en todo el curso, logrando dieciséis Top 10 y, de entre ellos, dos títulos –WM Phoenix Open y PLAYERS-.
Números de otra galaxia y de los que tampoco se queda muy alejado Jon Rahm, quien ha alcanzado hasta el momento los 16,5 millones de dólares. Viktor Hovland, aupado por su reciente título en el BMW Championship, completa este podio con 14,1 millones, mientras que Rory McIlroy se sitúa a poca distancia con un bote acumulado de 13,9 millones. Todo ello en una temporada en la que han sobrepasado los dobles dígitos otros tres golfistas –Wyndham Clark, Max Homa y Patrick Cantlay– y en la que todavía faltan por entregarse los millonarios bonus.
The final 30 heading to @TOURChamp are locked in ? pic.twitter.com/nLUYa0mB5I
— PGA TOUR (@PGATOUR) August 21, 2023