Pocas veces hemos visto a Tiger Woods con una sonrisa de lado a lado como la de este domingo en la segunda jornada del PNC Championship. Algo que sucedió después de que su hijo Charlie fuera el autor de uno de los golpes del día. Un magnífico chip con el que enviaba la bola directa a la cazoleta. Aunque lo mejor vino más tarde; con la celebración del chaval de 14 años que nos ha recordado en todo momento a las de su padre.
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