Puede parecer increíble, pero el jugador californiano podría quedarse fuera de uno de los cuatro Majors del próximo curso. Y no, no se debe a una cuestión física. Y es que, por primera vez en los últimos 27 años, el ex número uno del mundo no se encuentra entre los clasificados automáticamente para el US Open, una piedra en el camino en un momento en que todo el mundo habla sobre su futuro calendario de cara a 2024.
“No sé cómo voy a hacer para poder disputar el US Open, la verdad”, fueron las primeras palabras de Tiger ante las preguntas de los periodistas tras la finalización del PNC Championship junto a su hijo Charlie. Después de su triunfo en el Masters de Augusta de 2019, el norteamericano obtuvo una exención para jugar los siguientes cinco US Open. Lamentablemente para él, esto abarcaba hasta 2023, por lo que su participación en Pinehurst dependerá de una clasificación o de una invitación.
Una circunstancia, esta segunda opción, que no es tan rara a lo largo de la historia. Y es que cabe recordar que golfistas de la talla de Jack Nicklaus o Arnold Palmer recibieron ocho y cinco exenciones especiales, respectivamente, para la disputa de este campeonato, tal y como ha señalado Sports Illustrated. “Formalmente, ya no estoy dentro. No sé lo que en su momento sucedió con Nicklaus, pero lo cierto es que tengo que ver qué hacer. No sé si me van a invitar o voy a tener que intentar clasificarme”. Señaló el quince veces ganador de Majors, que confesó a Golf Channel su plan para 2024.
“Creo que el mejor escenario posible sería disputar un torneo al mes. Creo que es realista y me parece razonable. Ahora necesito prepararme y lo conseguido en el Hero World Challenge ha sido un buen paso en esa dirección”, sentenció.
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