Sepp Straka vivió en sus carnes algo poco habitual en el mundo del Golf como es juntar la dureza con la suerte en este deporte en una misma jugada. Ocurría durante la ronda final del RBC Heritage cuando la bola del austriaco evitaba el agua por primera vez tras no alcanzar el green del par 3 del 4. A continuación vendría la segunda parte cuando un mal chip del europeo no alcanzaba el golpe, pero con la buena suerte de que volvía a evitar el agua por centímetros.
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